Día 11, Templo blanco, templo azul, casas negras y triangulo dorado


Empezamos el día con un buen desayuno, hoy tenemos contratada una excursión para todo el día en la que un taxista nos llevará por distintos puntos de interés, a ver como lo pasamos.

A las 8:30 tenemos al taxista en la puerta, un señor muy majo que chapurrea inglés, nos subimos al coche y el primer destino será el Templo Blanco.

Llegamos al templo, nada más llegar nos encontramos una especie de Ironman sentado en un banco, los niños se quedan asombrados y quieren hacerse una foto.


Es espectacular, sin duda es el templo que más nos ha gustado a todos, es un templo algo diferente a los demás, en comparación con los demás templos este es muy moderno, es de 1997, y en las paredes de dentro hay unos dibujos impresionantes, puedes ver desde Ironman hasta Doraemon un Predator, Kunfu panda, es muy curioso de ver, lastima que no dejan hacer fotografías en el interior y hay varios señores controlando.


Nos conformamos haciendo fotos en el exterior




Este techo estaba lleno de unas placas metálicas donde la gente pedía deseos.



Tras visitar el templo, nos reunimos con nuestro conductor que nos estaba esperando en la puerta, subimos al coche y nos lleva al siguiente destino muy cerca de allí, el Templo azul.


Es un templo muy bonito también pero no tan espectacular como el blanco, pero a diferencia este templo la entrada es gratuita.



En 20 minutos lo visitamos y volvemos a donde nos dejo nuestro amigo conductor que nos recoge y nos lleva al siguiente lugar.

El Gran Buda Blanco, ubicado en la cima de una montaña próxima se encuentra este gran Buda, nuestro conductor nos deja en el parking, hay un servicio de mini trenes que te llevan del parking al Buda pero nosotros optamos por ir andando, no hay más de 10 minutos andando, es bastante bonito y se puede incluso tomar un ascensor para subir hasta la cabeza, nosotros no subimos.






La siguiente parada son las casas negras, un conjunto de casas con una decoración algo curiosa, muchas pieles de animales, muchas formas fálicas, y sobretodo donde hacer donaciones.


Personalmente este es el que menos me ha gustado, aunque de todas formas dado que queda de paso vale la pena visitarlo si se esta por Chiang Rai.



Todo y que no es un templo sino un museo, la gente hace donaciones en multitud de lugares.


Ya es mediodía, nuestro guia nos lleva a un pequeño restaurante de carretera, aquí no hay turistas, todos los clientes son locales, lo regentan unas mujeres muy simpáticas que al parecer son conocidas de nuestro taxista, la carta solo esta en Thai pero nuestro guia nos ayuda y nos aconseja para pedir, pedimos un plato de arroz con carne de cerdo riquísimo y hasta conseguimos que nos traigan una cerveza bien fría para comer, no es muy típico en este tipo de restaurantes tener alcohol pero como favor nos traen una cerveza.


Después de comer subimos de nuevo al coche y nos dirigimos hacia el norte hacia una plantación de té, a la entrada vemos también una plantación de piñas, sinceramente es la primera vez que vemos de donde salen las piñas, son unas plantas parecidas a un cactus de donde salen las piñas.



Siguiente parada el triángulo de oro, aquí en este punto esta el río Mekong y hace de frontera entre Tailandia,  Myanmar y Laos, nuestro guia nos dice que si queremos podemos coger un barco que nos cruza el río y podemos entrar en Laos, por lo visto muchos Tailandeses cruzan para jugar en un casino que hay en Laos ya que en Tailandia el juego esta prohibido.


A nosotros no nos apetece cruzar y nos conformamos con dar un paseo por el mirador y comprar unos helados, unas piñas pequeñas buenísimas y un coco que te pelan al momento.






Ultima parada, museo del opio, justo al lado del triángulo de oro se encuentra este museo, entramos pensando que sería interesante pero la verdad es que no vale mucho, es un museo lleno de aparatos que utilizaban para consumir el opio que antiguamente se cultivaba en la zona y explica un poco la historia.


De regreso, le dijimos a nuestro conductor que parase en un seven eleven para comprar unas cervezas frías y algo para cenar, nos sentamos en la terraza a tomar unas cervezas y descansar de este día tan agotador, la excursión ha valido la pena, hemos visitado en un día lo más destacable de Chiang Rai, mañana visitaremos la ciudad.


Carlota esta muy cansada de tanto andar así que aprovecha para descansar en la hamaca del jardín.


Día 10, rumbo Chiang Rai

Hoy nos vamos para Chiang Rai, tras un riquísimo desayuno, hacemos las maletas, por cierto ayer compramos una maleta nueva en un centro comercial cerca de Chiang Mai llamado BigC, la maleta costo unos 600 bahts (17€) y es de un tamaño algo más grande que una maleta de cabina, la verdad es que la compramos porque hicimos bastantes compras en los mercadillos y como ya andábamos justos de espacio decidimos ampliar en una maleta nuestro equipaje.

De Chiang Mai a Chiang Rai vamos en autobús, en la sección de transporte explico con detalle sobre como y donde compré los billetes. 

La parada de autobús esta a 10 minutos en coche de nuestro hotel, al llegar allí preguntamos por nuestro autobús pero este aún esta por llegar así que esperamos un rato en unos asientos que hay, en la estación hay unos 10 andenes donde constantemente no paran de llegar e irse autobuses cargados de turistas, van hacia multitud de destinos, me llamo la atención uno que iba a Pucket ya que ese trayecto dura más de 24 horas.

Llega nuestro autobús, no es un autobús muy grande, hay dos asientos a un lado y uno al otro, los asientos son bastante cómodos y puedes ir reclinado hasta casi quedar tumbado por completo.


Carlota y Eva aprovechan para descansar un poco, mientras Pablo juega con la tablet. El trayecto prometía 3 horas pero al final son 4 debido al mal estado y las obras que hay en la carretera, se cruza por selva y parques naturales, muchas subidas y bajadas, y muchas curvas, pero al final llegamos a Chiang Rai, llegamos pasadas las 3 de la tarde con bastante hambre así que lo primero que hacemos al bajar en Chiang Rai es buscar un sitio donde comer algo, vemos un pequeño puesto en la misma parada de autobuses y allí nos sentamos, no hay muchos turistas comiendo aquí, compartimos mesa con un conductor de autobús, la comida es muy sencilla pero rica y económica.


En la parada de autobuses esta lleno de taxis pero nosotros preferimos pedir un coche con Grab, nos es más sencillo indicar en el mapa el punto donde vamos que tener que explicarle al taxista la dirección donde vamos.

Llegamos a Na na Doo una casa muy rural a las afueras de Chiang Rai, el lugar esta rodeado de campos de arroz y es muy tranquilo, lo regenta una una señora muy agradable llamada Mu, nuestra habitación consta de una cama doble y una litera para los niños, tenemos salida directa al jardín donde hay una piscina.


La casa cuenta además cuenta con zonas comunes donde se desayuna, una zona de lectura y muchos Lego que a Pablo le mantuvo entretenido mucho rato.


Mu nos ofreció unas excursiones, las estuvimos mirando y nos decidimos por contratar a un chofer que no lleva por diferentes puntos de interés, el nos lleva, nos deja y nos da un tiempo para visitar, no es guiada pero a nosotros nos parece bien, así que Mu llama al chofer para reservar para el día siguiente.

La casa queda retirada como para ir andando a ningún restaurante, Mu nos sugiere que pidamos unas pizzas en https://www.1112.com y las comamos en la casa, así que eso hacemos, pedimos unas pizzas y en menos de media hora allí las tenemos, las pizzas son de las peores que he comido a domicilio pero bueno, algo es algo.

Después de la cena charlamos un rato con Mu, nos cuenta que antes vivía en Bangkok pero que se mudo al norte donde la vida es más tranquila y de mejor calidad, empezó alquilando habitaciones de la casa que no utilizaba y vio que le iba bien y se animo a ampliar la casa para tener más habitaciones para alquilar, de momento tiene 6 y tiene una obra en marcha donde albergará algunas más.

Día 9, Mercados

Hoy después de un desayuno super bueno, nos preparamos para un día en el que queremos visitar mercados.
Empezamos por la zona de Chinatown, los puestos aquí no acaban,venden de todo tipo de cosas, desde camisetas, relojes, juguetes, comida, fruta, etc...


Recomendable los zumos de naranja naturales que venden por la calle, son unas naranjas pequeñas que parecen más bien mandarinas que naranjas.



Llama la atención la cantidad que productos deshidratados que venden, desde mango a calamares pasando por todo tipo de pescados.



Encontramos un puesto donde venden gusanos de bambú fritos, estuvimos tentados a probarlos, pero al final ninguno se atrevió, pensaba que en Tailandia, era más común ver gusanos, cucarachas y demás insectos para comer pero por lo menos hasta donde hemos visto no es muy frecuente, solo en algún puesto en algún mercadillo y nada más, en ningún restaurante hemos visto que ofrecieran ningún tipo de insecto.



Aprovechamos para comprar unos souvenirs, Chaing Mai es de los mejores sitios junto con Bangkok para comprar souvenirs, hay muchísimas tiendas y puestos donde regatear.



En los puestos donde venden carne, la tienen expuesta en el mostrador sin ningún tipo de protección o envase y como se puede ver en la foto las moscas se dan un festín, la verdad es que da un poco de asco ver toda esa carne a más de 30 grados sin refigerar y llena de moscas.


Para comer nos metemos en el restaurante del mercado, es muy auténtico, casi nada de turistas, de hecho eramos los únicos occidentales allí comiendo. Pedimos Kao Soi, un plato típico del norte de Tailandia, es como un caldo riquísmo con carne y fideos fritos, la verdad es que es delicioso aunque bastante picante.


Para los peques pedimos algo no picante, arroz con carne buenísima, la comida ha sido deliciosa y por menos de 5€.


De vuelta al hotel le pedimos al chico de la recepción que nos recomiende un restaurante para cenar, ya que es la última noche en Chiang Mai queremos celebrarlo yendo algún sitio especial, el recepcionista nos recomienda el restaurante Ton Goom, si no me lo recomiendan no lo hubiera encontrado en la vida, para acceder se entra por un callejón donde no hay ni luz, tenemos que encender la linterna del móvil, justo llegas al restaurante y es una terraza impresionante en frente del río Ping, las vistas son inmejorables, es un sitio muy autentico, lo único malo es que los camareros no hablan ni papa de inglés.




Nos vamos a dormir después de una cena buenísima, última noche en Chiang Mai.

Día 8, Templos, Wat Pha Lat y Doi Suthep

Segundo día en Chiang Mai, hoy nos levantamos enérgicos y vamos a visitar el templo Doi Suthep, es un templo que esta a las afueras de Chiang Mai, una carretera de curvas y un gran desnivel separa Chiang Mai de templo.

Salimos del hotel y pedimos un taxi, es un viernes y hay un tráfico bastante denso para salir de la ciudad, pasamos el zoo y el paisaje empieza a cambiar cada vez más verde, dejamos la ciudad atrás.

El taxista es muy majo y aunque nos cuesta un poco entender su inglés, y a él el nuestro, nos ofrece hacernos una pequeña ruta por la zona, dejarnos un tiempo para visitar los templos y llevarnos de vuelta a la ciudad, tras un poco de regateo conseguimos un buen precio.


Primera parada Wat Pha Lat, es un templo que esta escondido en la selva entre Chiang Mai y el templo de Doi Suthep, es una zona muy tranquila y con pocos visitantes, los únicos que vemos van de camino a Doi Suthep por un sendero que viene desde el zoo.


El precio es gratuito, vale la pena entrar a visitarlo pues es muy relajante pasear por allí rodeado de naturaleza salvaje.




Eva iniciandose al Budismo



En poco más de media hora visitamos el templo, así que volvemos a donde nuestro guia-taxista nos esta esperando, subimos al coche y seguimos camino arriba, en unos 20 minutos de curvas llegamos a Doi Suthep, esto esta a tope de autobuses, taxis y turistas en comparación con Wat Pha Lat, acordamos con nuestro taxista que nos recoja en un par de horas.


309 son los escalones que hay que subir para llegar al templo,  este templo no es gratuito, la entrada vale 30 bahts, merece la pena visitarlo, esta a 1676 metros de altitud, desde allí hay unas bonitas vistas a Chiang Mai, lástima que nosotros no las pudimos ver debido a un banco de niebla que había ese día.






Carlota escribió nuestros nombres en una tela naranja de después usan para una celebración de la cuál no nos enteramos muy bien.




Bajar las 309 escaleras es mucho más fácil que subirlas, al pie de las escaleras hay algunos puestos de souvenirs, los peques quieren comprar algo, así que les damos el capricho, Pablo compra un pequeño elefante metálico y Carlota una rana de madera la cuál hace un curioso sonido al acariciarla con una pieza de madera que viene incluida.

De vuelta a Chiang Mai el taxista nos explica que en el zoo hay un espectáculo nocturno muy interesante además de otras curiosidades sobre su vida, como que taxista es uno de sus 3 trabajos, también tiene una tienda de camisetas con frases en Tua Mang que es el alfabeto del antiguo reino Lanna, también nos explicó que tiene un taller donde preparan motos custom.

Le pedimos que nos deje en el restaurante SP Chicken, habíamos leído muy buenos valoraciones así que vamos a probar, la especialidad es el pollo asado aunque hay otras cosas, nosotros pedimos pollo asado y algo de arroz cocido, el servicio es rápido, simpático y la comida deliciosa, la verdad es que ha sido todo un acierto, a los peques les ha gustado muchísimo.


Después de una deliciosa y merecida comida damos un paseo por la ciudad para bajar la comida, anochece y nos encontramos con un templo donde hay un pato Donald comiendo noodles.



Hora de cenar, hoy nos apetece descansar un poco de la comida Thai, es curioso como se echa en falta la comida Europea, por mayoría decidimos Italiano, buscamos alguno cerca con buenas valoraciones y allí vamos.


Pizza para los papis, espaguetis para Carlota y lasaña para Pablo, a decir verdad las pizzas no son como en Italia pero no están nada mal, por una cena así en una terraza por algo más de 13€ no podemos pedir mucho más.
Como no podía ser de otra manera, de postre coco en un puesto callejero.


Al llegar al hotel los peques aún tienen ganas de más así que se dan un baño nocturno mientras nosotros nos tomamos una cervecita en las tumbonas de la piscina.